Caída ante tal belleza, dejándote llevar por un simple sonido, nadie más existe, hay ruido, hay luz, pero estás en esa pequeña burbuja impenetrable en donde tu única compañía es aquella guitarra vieja que ha sido tu acompañante por años, esa guitarra de concierto que sola te va guiando por el camino, tus dedos no te obedecen, la obedecen a ella como si de seres independientes habláramos. El concierto frente a ti no es un miedo, sabes que ella te acompañará.
Desde siempre, la música ha estado presente en la vida del hombre, ¿qué mejor manera de disfrutar música que interpretarla? la guitarra ha pasado por demasiadas modificaciones, pero la forma de ocho que tiene refleja la sensualidad que el cuerpo femenino posee, es una obra de arte y un excelente interprete puede hacer maravillas con este aparentemente simple, pero grandioso instrumento.
Una guitarra es una fiel compañera del ser humano, casi como lo puede ser un pequeño perro o alguna otra mascota.
Esta guitarra puede ser la mejor forma de comunicación, una forma de dar confianza o expresar mejor que palabras lo que se puede sentir, un par de notas hacen grandes diferencias, aquellas grandiosas emociones que no cualquiera puede transmitir.
Una guitarra es un refugio, una escapatoria, una personalidad, una fortaleza, una debilidad y hasta el verdadero yo.
Además, tocar en un concierto es una sensación inexplicable, todos te miran, pero te escuchan además, lo curioso es que no hablas, pero expresas demasiados sentimientos y una emoción inexplicable, aquella aventura que tomó años desarrollar a la perfección, es más inexplicable el saber que un pequeño pedazo de madera es el que te ha conducido hasta aquel concierto, cuando nadie importa más que tus manos deslizándose por ese instrumento de una forma sutil cual romance, en donde aquella guitarra y tú son uno solo, ese íntimo momento de gozar cómo las manos se deslizan antes de pensarlo, el camino perfecto para llegar a ese lugar donde nadie más existe al lado de aquella guitara, el reconocimiento no importa, el dinero y la fama mucho menos. Un par de manos son lo importante porque es lo que eres; música.
Esa conección que nadie entenderá hasta experimentarla, ese don que te fue regalado y no a alguien más, déjate llevar por esas cuerdas, por aquel sonido tan armonioso, una, dos, mil veces y un millón más hasta fundirte con ella; la música.
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