martes, 28 de mayo de 2019

Una vez más...

Seguro que sabes qué es el amor; aquello que te hipnotiza y permite que cometas una serie de estupideces, sientas cosas en tu cuerpo al verle y sueltes una sonrisa idiota sin pensarlo cuando sus miradas se cruzan.. 
Esa es la parte bonita, sin embargo en esta historia hay algo más... 
Me enfrento a una situación adversa que demuestra que sin pensarlo dos veces, renunciaría a quien es mi primer amor sólo por ver su felicidad. ¿alguna vez has sentido que el mundo a tu alrededor se va destrozando y cae en picada sin la mínima solución aparente? Me entenderás. Sé que mis problemas no son los más fuertes, que hay personas que tienen peores situaciones a las que se enfrentan día a día, pero ella se convirtió en mi debilidad, mi punto vulnerable y mi zona de confort. La necesito como nunca pensé necesitar a nadie, la amo. Ahora lo confirmo... Aquí mi historia:
Me dedico a jugar con los sentimientos de las mujeres, tomarlas como objetos a veces en las fiestas, chicas de una noche y en esas fiestas ellas están de acuerdo. Pero llegó ella. En la escuela, desde que la vi por primera vez supe que ella sería diferente, que habría algo que me marcaría definitivamente. Su nombre rebotaba en mi cabeza al estar con alguna otra, sentía su cuerpo, sus besos. Sabía que jugaba con fuego porque su novio estudió en nuestra universidad, lo que es más, lo conocí, hablamos.
Antes de conocerlo me acerqué a ella, una mujer agradable, sociable y divertida. La mujer perfecta.
Al cabo de un tiempo, ya que sabía de aquella relación, no me limité. La besé. Fue el instante en el que el mundo se detuvo alrededor, a partir de ese momento todo fue diferente; se mostraba interesada en mí, me conocía más, dejé que conociera aquella parte que a nadie más le había mostrado de mi vida. 
Notaba que las cosas con su novio no iban bien, sin embargo trataba de no indagar mucho. Un par de veces no me contuve y le pregunté, pero lo evadía, no era tema sencillo. Traté de respetarlo. 
Yo seguía viéndola en los cuerpos de muchas, encontrándola en la luna cada noche al fumar. En cada canción de mis listas. Perfecta. Inalcanzable.
Sin resistirlo me las ingenié y la hice mía. Sólo existía ella. Aquella que había soñado días y noches era mía, me entregué completamente, la amé. Me cree una adicción que nadie más podría entender, la deseaba más que nunca. Lo sabía.
Cuando declaré lo que sentía por ella, me rechazó de una forma increíble y no fue por el compañerito de la universidad: 
"Me gustas y te quiero, pero mi primer amor regresó".
Internamente enloquecí. Él estaba casado ya, no había opción de que algo pudiera suceder a raíz de aquello. 
Todas las noches ambos platicaban.
Una vez desee a una mujer hermosa que se entregaba pasionalmente, la deseaba para mí y sabía que la poseían otros más "¿te imaginas? Una mujer que sabe jugar bien consigo y con dos hombres más, sería una mujer que cualquiera desearía tener, yo lo hago; te deseo." fueron mis palabras al proponerle una noche. Obvio la tuve, más de una vez. 
Mi mujer perfecta sabía cómo tener a su novio, extrañar a su ex y manipularme a su manera una y otra vez. Sin mostrar confusiones. La admiré porque con cada circunstancia sólo se hacía más perfecta para mí.
De pronto ya nada iba muy bien; dejó que su relación perfecta se arruinara; las cosas no iban nada bien. Lo que es peor, buscaba a aquél que amó puramente durante años como si una tragedia hubiera sucedido y ella se encargara de darle estabilidad y confort. 
Una temporada se propuso influir en mi vida, darme la estabilidad que yo tanto rechazaba a través de ella y dejar de bloquear cualquier sentimiento. Lo que no sabía es que al estar juntos, al poseerla conseguía eso y más, pero al contarme de su gran amor, arruinaba todo lo antes construido.
Soy un perro que sólo sabe jugar con los sentimientos de todo ser que le rodea.
Me mostró un punto vulnerable en su vida, aquél que nadie más conocía así como uno mío.
¿Quién ganaría influyendo en el otro?
Ella terminó su relación, él también.
Hoy estoy firmando como testigo para que se casen por el registro civil.