Método de desahogo parte 2
(sin preocupación por la ortografía, lo siento si hay errores por lo mismo).
Hubo una temporada en la que estuve en casa, día y noche sin pensar, no salía con amigos, no salía a fiestas y tampoco ayudaba en casa.
Obviamente eso me creaba conflictos con mis papás y los veía como los peores seres del mundo, pero no entendí sino hasta después, que ellos solo esperaban lo mejor de mí.
no puedo aceptar ver a otras personas felices cerca de mí porque me da envidia, no cabe en mí cómo el tiempo es tan relativo, mientras para unos pasa rápido, para otros es eterno, para unos más es el mejor momento de sus vidas mientras otros más, lo están pasando realmente fatal.
Cuando era niña pensaba que todos la pasaban mal, solo que fingían, todos se pintaban la vida de un color de rosa tal, que aceptaban creyendo que en realidad vivían en ese cuento de hadas.
No estaba tan alejada de la realidad, depresión le llaman.
¿Has experimentado eso? realmente es horrible, pasé demasiado tiempo cerca de mi familia pero a la vez tan lejos, a veces solo necesitaba un abrazo, quería llorar, pero ellos nunca lo entendían de la misma forma que yo y solo llegaban a regañarme cuando las cosas que me habían encargado no estaban como las pedían.
Muchas veces intenté salir, intentaba ir con algún amigo a cualquier lado, pasear con mi pequeño perro llamado Panda, pero las cosas no son tan sencillas, Panda es agresivo con gente que no conoce y no me permitían salir con él, y mis pocos amigos sí estudiaban o trabajaban, por lo que no me era sencillo coordinarme con alguno para salir.
Mi lado pesimista además, fomentaba un "¿para qué salir? solo les dirás que estás encerrada haciendo proyectos estúpidos sin ganar algo y perdiendo el tiempo como lo has hecho casi el año entero ya".
¿Mi salvación? la universidad, me mantuvo ocupada al inicio, pero cuando me di cuenta de que administrando mi tiempo aún podía caer en depresión, busqué otra actividad.
Noté que en la noche es cuando más oportunidad de pensar hay, por lo que decidí que no era la mejor de las alternativas, podía hacer más cosas que solo estudiar, hacer cosas sencillas, pero que mantuvieran lejos de mi mente pensamientos absurdos que consentí durante un largo periodo.
Empecé buscando retomar mis clases de música en la escuela que me quedaba más cerca de mi carrera, donde ya me conocían y era bien recibida las veces que decidiera, sin problemas en lo económico y conociendo el reglamento, ¿el problema? la única maestra de mi instrumento estaba ocupada en las horas clase que yo tenía disponible.
Luego intenté retomar mis dibujos para vender, pero tuve problemas con un cliente y perdí dinero en lugar de ganar, la depresión regresaba en picada, me dieron ataques de nuevo, volví a faltar a algunas clases, perdía mi motivación, me afectó en mis exámenes parciales ¿qué me rescató? una actividad sabatina, llegaron tantos proyectos con ella que empecé a hacer pequeñas actividades que se derivaron de eso, lo que consideraba obstáculos no eran más que pequeños pretextos y de un día para otro volví a sonreír, dejé de pensar en lo que me hundía y solo buscaba regresar a lo que era.
Falta mucho más por contar, el desenlace lo iremos descubriendo juntos en mis siguientes entradas.