miércoles, 3 de marzo de 2021

Él, maldito mentiroso y traidor.

Mike, Michelangelo, mi angel.
Ya casi han pasado ocho años desde que te fuiste y aún encuentro tu aroma por las calles, aún pienso en los lugares tan especiales que recorrimos y la trayectoria de tu compañia es latente.
¿Recuerdas cómo nos conocimos? Vlad y Kar te llevaron a pandillas casi contra tu voluntad. Tu inicio de conversación fue "tienes bonita voz y bonitos ojos". 
Luego, las imprudencias de Vlad y tu segunda en ellas, me recordaron mi sensibilidad y cuando lloré, creaste una serie de chistes malos porque "esos ojitos no deberían llorar nunca" ahora que lo pienso, ¡Eres un maldito hipócrita! Me hiciste llorar muchas noches después, pero claro, nunca lo supiste, ni lo sabrás.

Un día. llegaste a mi escuela, cuando era mi hora de salida, tomaste mi mano y esa fue tu declaración de amor; sencilla, directa, bonita. 
Siempre llegabas a verme después de eso, y debo admitir que nuestros quince o veinte minutos verdaderamente me hacían la niña más feliz en la tierra, nunca podías mantenerte un minuto sin tomar mi mano desde que nos veíamos hasta tu despedida, y en lugar de besar mi boca o mi mejilla, era mi mano. Siempre fue mi mano.

Me sorprende cómo pasa el tiempo, salía por la puerta pequeña y me llevabas a un árbol, nuestro árbol. ha crecido mucho estos años, antes parecía una ramita flacucha que podía sostenerse pero no podía ni soportar un peso adicional. ¿recuerdas cuando rompiste una rama para que sostuviera tu mochila? no paramos de reír aquél día. Te habría encantado ahora, puedes recargarte cómodamente con la certeza de que no se caerá. podría sostener dos mochilas como la tuya sin ningún problema, pero eres demasiado estúpido e impulsivo. Nunca verás ese árbol otra vez.

Ahora que lo pienso, también te gustarían los teléfonos inteligentes que se crearon estos últimos años, habrían servido más que el teléfono local todas las noches después de tus horas de escuela o mientras estabas en ella por las tardes. No tenías que hablar con mi papá cuando descolgaba el teléfono, ni debiste fingir ser mi amigo. Habrías hablado directamente conmigo todas esas veces, hubiéramos hablado un día más, quizá...

También habrían servido para tomarnos al menos una foto juntos, pero claro... Eso no se conocía como ahora. Los minutos entre tus clases y las mías eran tan breves que nunca consideramos tomar alguna foto con un teléfono prestado, ¿Para qué? ¿Quien perdía su tiempo con un dispositivo en ese entonces? Ojalá tú. Ojalá yo.

El día más inolvidable, siempre será cuando me besaste por primera vez; estabas muy nervioso ese día y solo me dijiste "cierra los ojos".
Posiblemente, fue lo más difícil que hicimos. Nunca había besado a nadie y tus nervios no eran de mucha ayuda. Pero fue especial. Lo hiciste tan especial, que solo me dabas un beso en momentos importantes.

Después de que te fuiste, quemé todos tus regalos, estaba enojada. No dijiste ni una palabra, no llamaste, simplemente te fuiste. Rompí los papelitos que decían "me fascinan tus ojitos" y "no olvides cuánto te quiero". Simplemente los rompí y quemé. Tenía mucha furia, no tenía con quién hablar. Me dirás de Kar, o al menos Vlad, al final, me entenderían, pero no. Ellos no. Tenían suficiente con ellos mismos, también les causaste problemas con toda la intención.

Te dolerá, pero también rompí con demasiada furia el cristal con azul que decía "te amo", ese no se pudo quemar, así que solo lo partí en muchos pedazos y debe estar en la basura. Me lo diste en el árbol, fue la primera vez que lo dijiste aunque con muchos nervios, hiciste que lo leyera y lo dijera yo primero, estúpido tramposo. Lo que restó de nuestros minutos los usaste para sonrojarme y burlarte todo el tiempo que pudiste. Siempre te iban bien los chistes malos. Nunca me dejaste llorar. ahí está el resultado; papeles y cristales rotos seguidos de muchas lagrimas. Todas las que no derramé contigo cayeron sin ti.

Kar y Vlad siempre me preguntaban que qué te había hecho, eras más feliz y cantabas, muy mal, por cierto, pero cantabas. A veces, dejaste de ir a clases con tal de estar conmigo esa hora en pandillas, siempre nos sorprendiste a Kar y a mí, ella se burlaba, pero también la hacíamos feliz. Al final, ella nos juntó.

Nadie pensaba que esa felicidad sería corta y temporal. La primavera no llegó con nosotros, te la llevaste. ¿Por qué terminamos? Nunca tuvo suficiente lógica, es un hueco que olvido aunque no lo recuerdo, solo... no está en mi mente. ¿Por qué se acabó? ¿Fui yo? ¿Tú? ¿Nosotros? Nunca me prometiste un siempre, te lo agradezco, pero... ¿Por qué pusiste ese anillo en mi mochila entonces? También lo tiré aunque me dolió más que todo lo demás, pero no lo pude recuperar, se esfumó para siempre, como tú.

El gusto de nuestro rompimiento me duró apenas una semana, no sabía que esa era la llovizna de la tormenta que causarías. Aprovechando, además, la ruptura de nuestros amigos. 

Vlad subió un estado muy peculiar: "bro, te veré en la otra vida".

Kar me dijo "no, no puede ser cierto, ayer vino a buscarme, se me declaró y pasamos toda la tarde juntos, me dijo que nos veríamos hoy"

Dos horas después, mi buzón tenía sus llamadas perdidas: "llámame", "sí es cierto".

No fue natural, te sui...daste.

Te odio.

Tu papá se aferró a mí varios minutos en la funeraria, estábamos tan pequeños... ¡CARAJO! ¡TENÍAS QUINCE AÑOS!


Kar y Vlad no tuvieron otra relación, nos separaste muy bien a los tres. Nos rompiste, pero ¿sabes? Kar hace las cosas que tú debiste probar y Vlad tiene los niños que habrías querido como sobrinos.


Muchas veces desperté en las noches, te soñaba, me decías que fuera contigo, que te hacía falta. Curiosamente, despertaba y sentía tu olor. Aún no lo olvido luego de tanto tiempo, nuestros abrazos siempre dejaban un pedacito en mí. Le diste mucha fuerza al acosador nocturno, por ratos, pensaba que eras tú.

La última vez, escuché la canción que me dedicaste y cantabas cada que nos veíamos, quemé el reportaje del periódico que tenía tu nombre y los datos y de dejé ir; estaba en mi cuarto con mi primer smatphone, puse la canción y te fuiste para siempre. Tu despedida duró dos años más que tu estupidéz, pero sé que te aferrabas y te arrepentías, pero eres tan idiota que no te esperaste a que la muerte te reclamara, la reclamaste tú.

¿Recuerdas la canción? Yo sí.

Ya van a ser nueve años en pocos días, a veces pienso en nuestro "¿y si...?" pero los hubiera no existen y ya no estás.

Aunque escucho esa canción más veces de las que quisiera admitir, ya no estás, no existes más, esta es mi carta de despedida, cuando alguien comparta tu aroma lo olvidaré, así como tu voz y la canción. Vete, no sabré más de ti. Haz lo que quieras, pero no vuelvas, porque si tú olvidas, si tú te fuiste y me dejaste aquí, ¿por qué tengo que llorarte y esperarte yo? 















1 comentario:

  1. Fue hasta el día de hoy que acabe de leer tu blog, algo tarde pero lo logre...

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